jueves, 15 de mayo de 2008

James Nachtwey: War Photographer

¿Alguna vez te ha pasado que te despiertas en la mañana y sabes que no será un buen día?
Hoy fue uno de esos. Hoy me sentí derrotada.
Para mí, el día comenzó mal porque pasó lo más terrible de lo terrible: la impresora no funcionó y hoy obtuve mi primera nota roja. Hoy, fue un día distinto, porque sabía que algo malo iba a pasar y aún así, me levanté de la cama, y sí, las “tragedias” comenzaron a suceder.
Hoy fue un día importante, porque hoy cayó una piedra desde el cielo, chocando directamente con mi cabeza. ¿Quién la lanzó? Fueron ellos, mis amigos, quienes trataron por todos los medios de callar mi desolación, diciéndome “¡Hey!, no es tan grave”. Yo entendía que lo que pasaba no era tan grave, pero aún así no fui capaz de sacar la impotencia de mi cuerpo, de mi pecho. Y así pasaba el tiempo y el sol se escondía mientras el peso de mi pecho seguía aumentando.
Llegué a mi casa, y comencé a ver el documental de James Nachtwey y ahí entendí. Entendí el porqué de tantas cosas. Entendí que no podía ser que yo estuviese pasándolo mal y complicándome por una mala nota, la cual ni siquiera estaba midiendo mi creatividad o mis capacidades como publicista. Entendí que mi vocación no tiene que ver sólo con publicidad, sino que también con fotografía (la verdad es que no lo entendí, más bien lo comprobé).
Hoy, he logrado comprender que la pasión va más allá de lo comprensible para los demás, y sí, fui capaz de entender al fotógrafo de guerra. Pude entender que la pasión va tomada de la mano de la soledad, y de la compañía y confianza del otro. Que no basta mirar alrededor, sino que hay que hacerse parte del entorno. Hoy recordé que es lo que me hiso querer estudiar publicidad, y es que mi vocación no comenzó porque mi mamá es publicista, sino que fue algo mucho más profundo. Es que odio la publicidad chilena, odio que sea tan impersonal, odio que la gente no sea capaz de ver el daño que hace decir “a SÓLO un millón de pesos”. Quiero ser publicista, porque creo en los cambios, en la innovación, y que el vuelo de una mariposa sí puede hacer una tormenta. Creo ciegamente que sólo basta la palabra necesaria para hacerte reír o llorar, para hacerte cambiar de opinión y quiero tener esas armas para hacer algo bueno de esta carrera. Creo que la verdad más profunda es la que muestra una fotografía, porque muestra las cosas tal y como son.
El decir “Salí fea”, no es que la cámara te deforme, si no que ese fue el momento y lugar exacto, en donde tú fuiste sólo un momento.

Mientras pensaba, recibí un llamado invitándome a ir a ver a la mamá de una compañera del colegio, que el día lunes sufrió un infarto cerebral. Y así, fuimos verla. Pasó una hora y no encontrábamos ni la sección que necesitábamos del hospital, ni la habitación de la mamá de mi amiga, y por más que sonase ese tono al llamar a su celular, nadie contestó. Y por más que pidiésemos indicaciones, nadie era capaz de ayudarnos. Así, sin nada más que hacer, nos fuimos. Llegué a mi casa, y a los 20 minutos suena el teléfono y la mamá de otra compañera de curso lloraba, ahí supe que algo había pasado. “Su infarto tomó otra parte de su cerebro y le dio bronconeumonía, acaban de llamar a la familia para que se vaya a despedir”. ¿Cómo es posible que sólo se necesite respeto para poner una cámara delante de una persona en un momento así?
Yo me pongo en el lugar de esas familias, de mi amiga, y la verdad es que yo en el lugar de ellos, no podría hacer más que sacar la cámara del frente mío y llorar. Y es ahí donde entro en una discusión interna, en la cual se contraponen mis dos formas de ver una foto. Una forma, es en la que yo soy la persona que tiene la cámara, y disfruto el momento en el cual saco una foto a personas que no conozco, en un momento en los que ellos no saben que los fotografío, y encuentro en ese momento un placer inexplicable. Por otro lado, está mi visión de persona fotografiada, en la cual detestaría estar pasando por un momento de sufrimiento mientras siento el constante sonido de un obturador cerrándose mientras guarda mi más profundo dolor, como si fuese una entretención.
Es en este instante donde no se qué hacer con esos momentos, y donde admiro profundamente al fotógrafo de guerra, que sabe manejar de tal manera sus emociones y respeto que logra pasar desapercibido y callar al mundo para hacernos despertar. Mis aplausos son para el mejor artista que he visto, y para quien ideó tan brillante plan de mostrarle al mundo los momentos más importantes y extremos en la vida de un hombre, su día a día.

.A Quien Le Interese Este Documental, Me Lo Pide.

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Bienvenido

Bienvenido, a la plaza
Bienvenido, a clases
Bienvenido, a mi almohada
Bienvenido, a un mundo nuevo
Bienvenido, a mi mundo
Bienvenido, si quieres sentir
Bienvenido, si quieres reír
Bienvenido, si quieres llorar
Bienvenido, si quieres conocerme
Bienvenido, si quieres desecharme

Bienvenido al lugar donde el alma se desprende del cuerpo, para hablar a través de los dedos.
Bienvenidas las desdichas y las alegrías.
Bienvenido al lugar donde los corazones se unen por cuerpos abandonados.